jueves, 20 de diciembre de 2007

La rivalidad entre hermanos


La enemistad fraternal, o rivalidad entre hermanos, es una condición inherente a la humanidad, y podría decirse que, a todas las especies animales.
Ya en La Biblia, aparece reseñada esta problemática, en la historia de Caín y Abel, quienes llevaron su rivalidad al extremo, ya que Caín, siendo el mayor de ambos, y no encontrándose conforme con su rol de custodio de su hermano menor, opta por terminar con la vida de éste. Si bien, dentro de la tradición judeo-cristiana, se exalta el amor fraternal como símbolo de amor ideal, vemos a través del ejemplo bíblico, que no siempre la realidad coincide con los ideales.
No resulta tarea muy difícil para los padres, el lograr que se establezca la relación feliz que todos esperan, pero los hechos parecen demostrar que existe una natural tendencia a que la relación entre hermanos sea conflictiva.

En rivalidad fraternal, incluimos desde las peleas caseras, producto de no querer compartir un juguete, hasta situaciones graves de antagonismo entre hermanos adultos. Esta conducta humana, no es más que el reflejo de la conducta natural de toda especie animal, donde encontramos que la lucha por la supervivencia y el predominio, comienzan desde las primeras etapas de vida, dentro de la propia familia, como ensayo de las conductas futuras. Existen dentro de estas rivalidades diversos grados.
En los tiburones de arena, cuando aún se encuentran dentro del útero de la madre, el tiburón de mayor tamaño, devorará a sus hermanos en desventaja, para asegurarse la obtención exclusiva de todos los nutrientes. De este modo, sólo nacen ejemplares saludables y vigorosos, que garantizan el porvenir de la especie. En algunas águilas, se da un fenómeno parecido, el primer aguilucho en nacer, empuja fuera del nido, a sus hermanos a medida que van empollando, así todo el alimento que sus padres aporten al nido, será para él. Las posibilidades que este aguilucho tiene de convertirse en un adulto saludable, son muy superiores a las que tendrían los polluelos nacidos en la camada, si los padres debieran proporcionarles sustento a todos.
En el caso de los humanos, la competencia no se da por la supervivencia, sino por la mayor atención, tiempo, cariño, aprobación, y recursos, que los padres les puedan brindar, todo lo cual redunda en una crianza más feliz.
Cuando existe un solo hijo, éste será el depositario de todos los beneficios, pero en la medida que aumenta el número de hijos, disminuye de manera proporcional, la cantidad de cuidados que los padres podrán prodigarles.
Cuando nace el primer hijo, los padres están pendientes de él todo el tiempo haciendo que se sienta especial, este hijo, goza de todo lo bueno que pueden brindarle, por al menos, un año. Cuando nace el segundo hijo, requiere de mucho cuidado, y el tiempo que resta para brindarle al hijo mayor, no suele alcanzar a la mitad del disponible.
El hijo mayor, siente que ya no es amado, y que sus padres prefieren al recién llegado. Es natural que se resienta, más aún considerando que aún no tiene edad suficiente para comprender la situación, él sólo ve que llegó un intruso que usurpa el cariño que antes le pertenecía, y que es fundamental para el desarrollo de la personalidad. Tal es así, que se ha observado que en la mayoría de los casos, los hijos mayores son quienes alcanzan mejores logros en la vida adulta.
El hijo mayor, pronto desarrollará estrategias para reconquistar el amor perdido de los padres, y comenzará una guerra contra el invasor. Esto provoca la ira de los padres, quienes castigarán al mayor, sin comprender que ello sólo alimenta la rivalidad entre hermanos.
Por otra parte, el hermano menor, que en principio cuenta con la protección de los padres, también debe enfrentarse con la hostilidad de su hermano mayor, y crear a su vez, sus propias estrategias de supervivencia. Por tal motivo, ambos hermanos, desarrollarán habilidades diferentes para congraciarse con los padres. El problema crece en número proporcional al número de hermanos.

¿Cómo minimizar la problemática?
En primera instancia, los padres pueden adelantarse a los problemas, preparando el terreno para la llegada del nuevo hijo. Es conveniente que dialoguen con su hijo mayor, en un nivel comprensible para él, y que dejen sentado claramente, que el nuevo hijo no es un sustituto, sino un miembro más de la familia, que no robará el cariño que por él sienten. Deben hacer hincapié en las ventajas, el nuevo hermano, es un compañero para juegos, es alguien más que le dará cariño y compañía. Jamás se debe demostrar preferencia por alguno de los hijos, aunque en los hechos resulte prácticamente imposible que no se experimente alguna clase de preferencia por afinidad. Los padres deben hacer que el hijo mayor se sienta seguro y apreciado.
Es importante señalarle que su colaboración en la recepción del nuevo bebé, es fundamental, y que representa una alegría para los padres. Hacerlo sentir importante en su nuevo rol. No convertir al hermano mayor en un padre sustituto. No es responsabilidad de los mayores, la crianza de sus hermanos, ésa es tarea de los padres, que puede estar apoyada por los hermanos, pero de ninguna manera, debe ser su responsabilidad. Los padres deben buscar el modo, para no estar demasiado cansados a la hora en que los hijos los necesiten, y que el tiempo que les brindan, continúe siendo de calidad, como lo era cuando tenían un solo hijo.

3 comentarios:

B@ByPrOFeS dijo...

hola chic@s!!! me ha parecido un tema muy interesante, ya que es verdad que normalente cuando nace un segundo hermano, el primero siempre tiene celos, ya que es verdad que en un primer momento, toda la atencion es para el primer niño, y debido a la llegada del segundo a que es mas pequeño, requiere mas atencion y esto su hermano no puede entenderlo porque no tiene esa capacidad para comprenderlo. pero aquir juegan una labor muy importante los padres, como ya habeis puesto, desde mi punto d evista es muy importante que preparen al niño para la llegada del hermano y que los padres hagan participes a sus hijosen los cuidados de su hermano, para que s esientan utiles y no llegue a tener celos.
besos!!!


MARTA RAMOS NUÑEZ (1 DE EDUCACION INFANTIL)

Anónimo dijo...

Wenas...es un tema bantante interesante y la verdad que en mi familia somos 4 hermanso y siempre se sienten esas rivalidades y las enmso sentido cada vez que yegaba uno nuevo pero como ya e leido etsoy con marta en que la cosa esta en prepararle spara el nuevo hermno que va a venir e intentar no descentrar tampoco la atencion en el ningun hermano.

Sara Garcia Fernandez

1 e.INFANTIL

Anónimo dijo...

HOla!

Bueno yo creo que este tema es muy interesante y que la rivalidad entre hermanos es casi imposible evitarla y más cuando somos pequeños. un nuevo hermano siempre traera esos celillos que todos lo sque tenemos hermanos hemos sentido alguna vez, esos celos cuando vamos creciendo se convierten en pequeños ocnflictos, quizas no siempre relacionados con celos pero weno.... los padres deben saber afrontar estas situaciones con calma y paciencia sin menospreciar a ninguno de los hijos y haciendoles entender que la llegada de un nuevo hermano no supone que se olviden de los que ya estan en la familia sino que al ser mas pequeños necesita algo más de atencion...


Carolina de la Torre de la Peña
1º Ed. Infantil.