Como ex estudiante de Arquitectura Superior en la Universidad de Alcalá durante dos años, voy a confesaros las grandes diferencias que he encontrado entre Arquitectura y Magisterio. Seguramente que muchos de vosotros notáis la gran diferencia entre las carreras tecnológicas y las de sociales, pensáis que una es más técnica y otra más humana. ¡Tenéis toda la razón, para qué negarlo! Lo que ocurre es que en muchas ocasiones, un docente que se encarga de asignaturas técnicas no capta que además de técnico, también es educador.
Os cuento… Arquitectura la deje no solamente por el profundo desagrado que me proporcionó estudiar esta carrera debido a una falta de vocación por mi parte, sino por otros motivos que también me dejaron con mal sabor de boca.
En Arquitectura encontré por desgracia un poder excesivo por parte del profesor frente a los alumnos. Profesores que parecían tener la verdad absoluta en todo sin darte ninguna explicación aparente, muchos de ellos no razonan contigo para llegar a realizar adecuadamente un proyecto o un diseño arquitectónico, simplemente se limitan a tacharlo de “malo” y en algunas ocasiones hasta desprestigiarlo. ¿Esto para qué sirve? ¿De qué vale que un profesor anule tu esfuerzo en el diseño arquitectónico para que luego no te dé unas pautas para hacer otro nuevo? Realmente con esto no llega a buen puerto… por lo menos yo no lo veo.
Me sentí en muchas ocasiones coaccionado, daba mis razones a la hora de defender mi proyecto arquitectónico, pero mis explicaciones eran en vano: ¡el profesor siempre se sobreponía encima de ti!
En fin, comprendo que Arquitectura requiere muchas horas de trabajo y sacrificio, somos realmente máquinas de producir planos a mansalva quitándonos muchas horas de sueño. Pero yo no era capaz de soportar la presión constante, no por el simple hecho de realizar continuamente trabajos y muchos diseños (muchos de estos trabajos eran en vano, no sirvieron ni para llegar al 5) sino por no poder dar mi opinión personal en muchas situaciones vividas durante esos dos años. Docentes que no dejan expresarte ni dar tu punto de vista me parece de una actitud muy impropia como docentes que son. ¿Dónde está aquí la bidireccionalidad entre el docente y el discente? ¿No es conveniente que el alumno participe también y no sólo el profesor?
Admito que una carrera técnica esté limitada a una exactitud que muchas veces llega a ser desquiciante, pero el docente está también para apoyar al alumno y encauzarle por un camino correcto. Eso es algo que quizás muchos profesores especialistas en asignaturas técnicas no tienen en cuenta, quizás la gran dificultad de las carreras técnicas no se deba a la complejidad de la materia, sino también a la poca interacción que ofrece el docente al discente. Muchos profesores creen que porque su asignatura sea técnica y que tengan la verdad al completo mientras dan sus explicaciones, es algo que es irrefutable: quizás el gran número elevado de suspensos que presentan las asignaturas relacionadas con la técnica se deba a esa falta de intervención del maestro con sus alumnos, si fueran docentes de verdad que buscan intención y perfección en el alumno a lo mejor el número de suspensos no sería tan elevado…
Ahora que ya he hablado de Arquitectura, voy a pasar a Magisterio. Estoy en el primer año de esta nueva carrera a la que me enfrento, todavía soy joven en esto del magisterio, he tenido miedo de volverme a encontrar con “falsos docentes” que no buscan la interacción con el alumno y he tenido temor de equivocarme en mi decisión de cambiar radicalmente de asignaturas técnicas a asignaturas sociales…
¡Qué queréis que os diga! Me siento a gusto, tengo la libertad que en la anterior carrera técnica no experimenté. La libertad de expresarme en Magisterio ha hecho sentirme más vivo y estar mejor por dentro.
Por eso os quiero mandar un mensaje, sobre todo dirigiéndome a vosotras, que la gran mayoría formáis: reflexionad, dad vuestro punto de vista, sobre todo ser vosotras mismas para sentiros bien como personas que sois.
Aprovechad el momento no sólo para vivir al máximo, sino para quitaros la coraza de la vergüenza que algunas dispongáis por dar vuestra opinión, quizás por timidez o por miedo (yo también tuve esa coraza de la vergüenza, poco a poco me la voy quitando). Por favor ¡disfrutad de la oportunidad que se os está brindando en esta carrera para dar lo mejor que hay de vosotras! Tenedlo en cuenta y así disfrutaréis de dar vuestra propia opinión personal.
Nombre y apellidos: Daniel Álvarez Hernández
viernes, 11 de enero de 2008
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